El arrullo de una paloma es el único sonido que escucho. Estoy sentado en un banco afuera de Hacienda Sepúlveda mirando el amanecer. No me sorprendería ver llegar en este momento a un hacendado montando su caballo entrando por la altísima puerta de madera y colgar su sombrero en uno de los megáfonos que adornan la entrada. Todo esto es fácil de imaginar después del recorrido que hice ayer por los terrenos de Santiago Serrano, miembro de la cuarta generación de una familia que ha rescatado la gloria de esta propiedad.
“Su habitación se llama El Pajar porque estaba encima de los establos de los caballos, solían almacenar el heno allí”, me dice.
Afortunadamente, han eliminado el heno y en su lugar hay una habitación de lujo. Este lugar perfecto era imposible de imaginar ayer mientras conducía al norte de Lagos, a la entrada de la hacienda.
Después de pasar por la puerta, el camino se convirtió en grava, reduciendo aún más mis expectativas. Luego doblé en una esquina para ver la colorida fachada de la casa colonial con un estanque a la izquierda y las plantas de agave azul alineadas a la derecha.
Igual que un hotel, Sepúlveda es una buena opción tanto para una escapada romántica como para una reunión familiar con niños incluidos. Las actividades van desde andar a caballo hasta pescar o remar en el estanque. Aunque el área circundante está seca, una vez que uno está dentro de la hacienda, el sonido del agua corriendo se puede escuchar casi en cualquier lugar. Uno puede disfrutar de una piscina fresca, un cálido jacuzzi al aire libre o, en el caso de mi habitación —El Pajar—, una bañera de hidromasaje bajo las estrellas.
Hacienda Sepúlveda te conectará con la historia única de los Altos de Jalisco, una parte importante del Camino Real de Tierra Adentro.
Lagos de Moreno fue fundado en 1563 como un asentamiento estratégico para proteger la ruta, que conectaba las minas de Zacatecas con la región agrícola conocida como el Bajío. Ahora, la ciudad cuenta con una de las mayores concentraciones de edificios civiles y religiosos de los siglos XVIII y XIX, y es Patrimonio Mundial de la Unesco. Está rodeada de haciendas que dan una sensación más auténtica de cómo era la vida en aquel entonces.
Hacienda La Cantera
En el entorno majestuoso de Hacienda La Cantera se puede tener una experiencia diferente, que ofrece una mirada de cerca a algunos de los charros más famosos de México. Al menos a mí me parece majestuoso, pero según el propietario, Don Hugo Pedreo, cada aspecto del edificio está diseñado para trabajar.
Señalando una gran puerta en el patio trasero, comenta: “Los hombres salían por la mañana por esta puerta, y cuando volvían por la tarde, llevaban sus caballos a los establos, los cepillaban y los alimentaban. No descansaban o comían hasta que sus monturas estuvieran listas”.
Hacienda La Cantera es propiedad, y está dirigida, por una familia que ama los caballos. Incluso hoy en día, crían algunos de los mejores caballos de cuarto de milla de México. El propietario y sus hermanos formaron parte de la familia de charros más famosa de México en los años setenta y ochenta, los Hermanos Pedrero. Su hijo Hugo ganó el Campeonato Mundial de Monta de Toro en 2009.
Sus hijas Paulina y Pamela también son jinetes experimentados y junto con su hermano ofrecen exhibiciones de equitación y baile de cuerdas. Los tres montando a la luz del atardecer es una imagen de una época pasada.
Casona Sanroman
Es bien sabido que la vida del campo genera un gran apetito, lo que explica la sensación en mi estómago al salir de la hacienda. Configuré mi GPS para la muy recomendada Casona Sanroman en el centro de Lagos. Esta histórica casa fue una de las primeras de la ciudad, aunque el restaurante actual es una pequeña parte de lo que una vez fue una gran casona. Mientras saboreo una arrachera con guacamole, la dueña, Sigrid Thomsen, me explica que, donde estoy sentado, solía estar el lugar donde comían los caballos.
“Allá estaba el pozo donde los caballos tomaban agua y hoy sirve como un lugar para beber, pero para otro tipo de criaturas”, me dice riendo mientras señala hacia el bien surtido bar.
El plato principal de arrachera marinada acompañado de una piña colada es el antídoto perfecto para mi hambre, mientras, Doña Sigrid me cuenta un poco de historia para saciar mi curiosidad.
“Thomsen no es un apellido muy mexicano”, le digo. “Mi padre, Frederik Thomsen, era suizo”, explica. “Viajó a muchos lugares de América Latina para Nestlé, pero decidió establecerse aquí, en Lagos. Después de retirarse, comenzó a hacer quesos al estilo europeo casi como un hobby y eso se convirtió en Quesos Thomsen”.
Más tarde descubro que Lagos es la segunda área productora de leche y queso más grande de México, y Quesos Thomsen es reconocida como la mejor. Tienes que pasar por su pequeña tienda en el centro de Lagos por un poco de queso adobera y queso gouda.
Centro Historico y Terrescalli
El área del centro de la ciudad de Lagos de Moreno está llena de edificios históricos y templos que satisfarán a cualquier interesado en la arquitectura histórica. Mi favorito es el Teatro José Rosas Moreno, que fue construido en el estilo neoclásico francés del porfiriato. El interior rojo y dorado combina con un fascinante mural circular.
También se construyó cerca de la misma época el templo El Calvario, que queda a una corta caminata desde el centro y ofrece una vista panorámica de la ciudad. Otro mirador de Lagos que descubrí, que es mucho más fascinante, es el de la cafetería y galería de arte Terrescalli.
“Mi padre es más conocido en Europa que en México”, comenta Yessil Hernández, directora del proyecto, mientras recorremos el nivel superior del restaurante. “Hay una calle en Medina, España llamada Calle del Pintor y Escultor Mexicano Carlos Terrés”, concluye. Más que ser la casa de un artista, Terrescalli es un testimonio de su creatividad. Una imagen del arquitecto Luis Long se aprecia en el pasamanos, que tiene vista a la ciudad. Carteles de ilustraciones y exposiciones adornan las paredes y las mesas. El jardín de abajo está lleno de personajes de tamaño natural, que no son más que modelos de las conocidas obras de Terrés.
Terrescalli, actualmente ocupa el primer lugar en Trip Advisor en cuanto a postres se refiere y la cafetería está muy bien calificada para el desayuno y otras comidas, es el lugar ideal para hablar de arte o simplemente disfrutar de la hermosa vista. Fue el final perfecto para mi visita a Lagos, cuya historia única está siendo preservada y apreciada por la generación más joven.
Para obtener información sobre cómo llegar a Lagos de Moreno vía Guadalajara desde cualquiera de nuestros destinos en Estados Unidos, México, Costa Rica y Guatemala, visita volaris.com o síguenos en nuestras redes sociales oficiales.